Leía el reciente estudio de la OMD en el que calificaba a los «Millenistas» (segmento poblacional nacido entre el 81 y 95) como la generación mejor preparada de todos los tiempos, más conectada tecnológicamente pero, dada la coyuntura económica, con menos recursos y posibilidades de los últimos años.
Mientras leía el informe, recordaba las protestas de hace meses de taxistas, un colectivo al que no solo le está afectando que haya gente emprendedora reinventando negocios en su sector con las consecuentes pérdidas económicas que les supone. En realidad, estamos todos viviendo las consecuencias de un revolucionario cambio tecnológico que no solo está afectando a nuestra manera de comunicarnos e informarnos. El cambio es más profundo cuando hablamos de un cambio social y cultural, en este caso propiciado porque al cambio tecnológico se le suma un cambio de ciclo económico con resultados anteriormente analizados: nuevas pautas de comportamiento y hábitos de consumo que trastocan planteamientos tradicionales empresariales y, por supuesto, nuestras campañas de comunicación.
No voy a entrar en consideraciones sobre el segmento poblacional referido, aunque sí recomiendo a quien le interese conocer más esta generación, el análisis realizado por la revista TIME. Solamente considerar la cifra facilitada por el INE: más de 8 millones de clientes objetivos con una nueva forma de consumir.