Por muy lanzados que algunos estemos, he de reconocer que en los tiempos que corren la novedad excita y asusta a partes iguales.
Estamos ante un escenario con un modelo económico desfasado, un cambio tecnológico que afecta tanto al entendimiento social como cultual y este momento lleva a que, la gente proactiva, nos replanteemos paradigmas que hasta el momento reconsiderábamos como absolutos pero que hoy en día no son tan claros.
Es por ello que encuentro éste un momento ideal para lanzarse y arriesgar a probar. Hay personas que están aguantando en situaciones insostenibles, ¿por qué no convertir el cambio en esperanza? Claro, porque asusta, porque el miedo ante la incertidumbre paraliza, porque la inestabilidad suele generar ansiedad, porque es muy cómodo estar en nuestra zona de confort…
El temor suele provocar una actitud contraria a la innovación, pero recordemos que cambio es sinónimo de crecimiento. Por eso, os animo a estar preparados y acogerlo con optimismo para aprovechar oportunidades.