Uno de los términos que hoy en día más está en auge, asi a modo de comodín, es «digital«. El vocablo proviene de la dependencia de los ordenadores de un flujo de «dígitos» generados electrónicamente necesarios para su funcionamiento. Casi todos los datos, ya sean en forma de palabras, números, imágenes, sonido o movimiento, pueden digitalizarse para después transmitirse mediante diversas tecnologías.
La digitalización ha generado un método común para registrar y transmitir datos, lo que ha posibilitado un elevado nivel de interactividad entre los medios. Esto supone un cambio radical en los métodos de trabajo de diseñadores. En este mundo regido por la información – y por el mensaje-, resulta cada vez más importante que el diseñador gráfico se esfuerce en ser meticuloso y claro.
Insisto siempre que es vital comprender cómo reacciona el público ante el material visual, su nivel de concentración y de comprensión y cómo pueden influirle determinadas tendencias culturales o de moda.
Resulta igualmente importante comprender cómo funcionan juntos el ojo y la mente a la hora de registrar y procesar palabras, imágenes y aspectos mucho más sutiles como la forma, el color y la composición.
Soy partidaria de tener en cuenta todos estos aspectos a la hora de diseñar webs, publicidad, logos…etc.
No olvides que: todo, todo, todo….vende.