Según la conclusión de mi último post, la readaptación al nuevo paradigma social, económico, tecnológico y cultural parece la mejor salida. Más que asumido que con el «tsunami» que sigue arrasando profesionales y empleos y con tasas de crecimiento cero en nuevos puestos de trabajo, las personas nos vemos en la necesidad de generar nuestra propia empleabilidad.
El nuevo perfil de «currante» no es una moda ni tampoco un modelo importado desde EEUU o Silicon Valley. Es un patrón que surge de una necesidad ante la situación cambiante, de la necesidad de hacer algo, de salir adelante en lugar de instalarnos en la queja constante. Un modelo que surge de los que estamos dispuestos a, por lo menos,  intentarlo.
Cuando yo decidí «intentarlo» lo hice por vocación (reconozco que también algún «gen emprendedor» tuvo que influir para arriesgar tanto…). Estabamos en pleno auge económico y lo normal no era emprender sino acomodarte en una buena multinacional que te asegurase un gran sueldo, unas merecidas vacaciones y un trabajo de por vida. 
Tanto si te sales de la norma como si son las circunstancias las que te obligan a reaccionar, el camino no es fácil. La inseguridad e incertidumbre te acompañan sobre todo al principio, cuando estás sin blanca y cuando te decides por un sector tan innovador. Sin embargo, a medida que vas avanzando, los resultados son tan gratificantes y satisfactorios que llega un momento en el que vuelves la vista atrás y piensas:
«Merece la pena intentarlo»

Aquí, cuatro humildes consejos que a mi me han servido y que espero igualmente os resulten útiles a aquellos que decidáis, por lo menos, «intentarlo»: 

1º – CAPACIDADES Y HABILIDADES.

Antes de lanzarte, analiza qué habilidades y capacidades tienes. En función de éstas piensa qué es lo que te gusta hacer, con qué actividad podrías disfrutar a la vez que desarrollas un trabajo y generas unos ingresos.
Este punto es muy importante y es una decisión personal que has de tomar sin que nadie te influya o intente orientarte. Generar tu propia empleabilidad implica trabajo muy-muy duro y el trabajo duro supone horas y horas de trabajo. Sólo podrás dedicar tanto tiempo a una actividad sin «quemarte» si realmente te apasiona y te sientes lo suficientemente motivado para seguir queriendo más ( o cambiar la playa por un centro cultural ;).

2º – PLAN DE NEGOCIO

Una vez que tengas claro el primer punto desarrolla un buen Plan de Negocio en el que definas muy claramente tu oportunidad de mercado, posibilidades de financiación, objetivos… Ten muy claro a donde vas y cómo vas. Dedica todo el tiempo que necesites a prepararlo y aquí sí te aconsejo que busques ayuda si lo necesitas.

3º- EL MEJOR EQUIPO

Rodéate siempre de los mejores.

4º – OFRECE SIEMPRE LO MEJOR

Valor añadido y optimización constante es la clave. Sin más.

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