El comienzo de cada año nos invita a reflexionar. Por lo menos a mi me gusta hacerlo. Cómo ha evolucionado el 2014, qué ha funcionado, qué no ha salido como esperaba… Donde he focalizado mis esfuerzos y qué rentabilidad me ha proporcionado.
Cómo han evolucionado mis clientes. Cómo hemos trabajado para ellos. ¿Hemos conseguido lo esperado? ¿Hemos satisfecho sus expectativas? ¿Y las nuestras con respecto a nuestro mercado?
Todo este análisis (por supuesto más completo) previo al diseño de nuevas estrategias empresariales para el 2015 siempre lo tengo presente en estas fechas y procuro dedicarle bastante tiempo. A dónde nos dirigimos, cómo lo hacemos y con quién lo hacemos. Fundamental para llegar a buen puerto y conseguir nuestros objetivos empresariales.
Es cierto que, tal y como andan los tiempos ,nuestra estrategia empresarial debemos plantearla «líquida«, contemplando posibles ajustes no previstos o nuevos proyectos que nos desviarán de la dirección inicialmente marcada. Pero esa dirección, ese foco que nos dirige, debemos tenerlo siempre muy presente para que esas fluctuaciones resulten positivas.
En cuanto a mi estrategia, os puedo resumir: el año 2014 ha sido el año de la «consolidación». El paso de «sobrevivir» a confirmar un negocio que «sí funciona». Por ello, el 2015 lo planteo como el año de la «focalización» y del salto cualitativo y cuantitativo que tanto tiempo lleva rondando por aquí…
Ahora sí, es el momento.
Bienvenido 2015!